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Estudio de la Agencia Internacional de la Energía. World Energy Outlook 2019

El Club Español de la Energía (Enerclub), presentó el pasado 29 de noviembre, con el patrocinio de Viesgo, la edición anual del World Energy Outlook correspondiente a 2019, elaborado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que contó con la asistencia de más de 150 personas. En el encuentro, participaron: Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica; Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia; y Miguel Antoñanzas, presidente del Club Español de la Energía y de Viesgo

Durante la inauguración, Miguel Antoñanzas, presidente del Club Español de la Energía y de Viesgo, expuso que “uno de los temas que desde el Club estamos empujando es la acción pro-neutralidad climática por parte de cada uno de los ciudadanos. Creemos que esto es muy importante, porque en esta transición energética, es el ciudadano quien tiene en sus manos el poder para cambiar las cosas. La descentralización y la digitalización están permitiendo que sea la acción directa del ciudadano con sus decisiones de gasto e inversión el que permita alcanzar la descarbonización. Por este motivo, acercar el mundo de la energía a la sociedad es la prioridad de nuestra Asociación”. 

El World Energy Outlook 2019, muestra como el impacto de las decisiones tomadas hoy, influirán en el sistema energético a futuro, y describe una vía para cumplir globalmente con los objetivos climáticos, de acceso a la energía y de calidad del aire, apostando por la seguridad y la asequibilidad de la energía para una creciente población mundial. Una de sus principales conclusiones, es que se necesitan cambios rápidos y generalizados en todas las partes del sistema energético para caminar globalmente hacia un futuro engético seguro y sostenible. Las decisiones tomadas por los gobiernos siguen siendo críticas en este sentido.

El escenario denominado por la AIE como Escenario de Políticas Actuales, muestra lo que sucedería si el mundo continúa por la senda actual, sin cambios adicionales en sus políticas. En este caso, la demanda de energía aumentaría un 1,3% al año hasta 2040, lo que produciría un aumento continuo de las emisiones relacionadas con la energía, así como presiones crecientes en casi todos los aspectos de la seguridad energética.

El Escenario de Políticas Declaradas, incorpora las intenciones y objetivos políticos actuales, para ofrecer una imagen de las consecuencias que tendrán a futuro las decisiones tomadas hoy. En este supuesto, la demanda de energía aumentaría un 1% al año hasta 2040. Las fuentes de bajas emisiones de CO2, lideradas por la solar fotovoltaica representarían más de la mitad de este crecimiento, y el gas natural, impulsado por el creciente comercio del gas natural licuado (GNL), representaría otro tercio. La demanda de petróleo se estabilizaría en la década de 2030 y el uso del carbón sería residual. Sin embargo, estos cambios no serían suficientes para contrarrestar los efectos de una economía mundial en expansión y de una población creciente. Se desaceleraría el aumento de las emisiones, pero sin alcanzar los niveles necesarios antes de 2040 para cumplir con los objetivos de sostenibilidad.

El Escenario de Desarrollo Sostenible define una vía para alcanzar los objetivos energéticos sostenibles, alineada con el objetivo del Acuerdo de París de mantener el aumento de las temperaturas globales muy por debajo de los 2°C y realizar esfuerzos para limitarlo a 1,5°C. Además, este escenario consigue cumplir con los objetivos de acceso universal a la energía y un aire más limpio. Para lograrlo, señala el informe, será necesario realizar cambios rápidos y generalizados en todas las partes del sistema energético.

"El World Energy Outlook de este año indica claramente que no existe una solución única o simple para transformar los sistemas energéticos globales", dijo Fatih Birol. “Muchas tecnologías y combustibles tendrán un papel importante en todos los sectores de la economía, pero para que esto suceda, será necesario contar con un fuerte liderazgo de los responsables políticos para llevar a cabo acciones que influirán a futuro".

Seguridad energética

En este contexto de rápida evolución del sector energético, el informe subraya la importancia de la seguridad energética. Los riesgos tradicionales en esta materia no han desaparecido y se añaden nuevos peligros como la ciberseguridad o los fenómenos meteorológicos extremos, que requieren una vigilancia constante por parte de los gobiernos.

El aumento de la producción de esquisto en Estados Unidos, reduce la participación de los países miembros de la OPEP y Rusia en la producción mundial de petróleo, que desciende al 47% en 2030, desde el 55% registrado a mediados de la década de 2000. No obstante, el estudio señala que independientemente del camino escogido por el sistema energético, seguirá habiendo en los próximos años una dependencia del suministro de petróleo proveniente de Oriente Medio.

Las reducciones de costes de las renovables y los avances de las tecnologías digitales, están generando grandes oportunidades en el proceso de transición energética, pero también nuevos riesgos en materia de seguridad. Los responsables políticos y los reguladores tendrán que adaptarse rápidamente a estos cambios a través de un sistema eléctrico más flexible.

Para llegar al Escenario de Desarrollo Sostenible, es necesario un fuerte repunte de las medidas en materia de eficiencia energética, que actualmente está en desaceleración. Las mejoras en la intensidad energética está perdiendo velocidad: la progresión del 1,2% en 2018 equivalía aproximadamente a la mitad de la tasa media registrada desde 2010. Según este informe, la búsqueda de todas las oportunidades económicamente viables para mejorar la eficiencia, podría reducir la intensidad energética mundial en más de un 3% anual.

En este escenario, la electricidad es una de las pocas fuentes de energía que registra un consumo creciente en 2040, especialmente por los vehículos eléctricos, junto con el uso directo de las renovables, y el hidrógeno. La participación de la electricidad en el consumo final, menos de la mitad que la del petróleo en la actualidad, superará a este último en 2040.

Según el estudio, la eólica marina tiene el potencial técnico para garantizar la demanda de electricidad actual e, incluso, niveles superiores. Los proyectos eólicos marinos, cada vez más competitivos, podrían atraer un billón de dólares de inversión para 2040. En el Escenario Desarrollo Sostenible, la eólica marina rivaliza con su homóloga terrestre como la principal fuente de generación eléctrica en la Unión Europea, sentando las bases para eliminar por completo las emisiones de CO2 del sector eléctrico europeo.

Para invertir la tendencia actual de emisiones a nivel global, el estudio indica que no solo hay que tener en cuenta las nuevas infraestructuras, sino también las ya existentes. Durante los últimos 20 años, Asia ha representado el 90% de todas las nuevas instalaciones de carbón en todo el mundo, y estas centrales tienen una vida útil operativa potencialmente larga.

En cuanto al gas, el informe destaca que las redes de gas son clave para suministrar energía a los consumidores, aportando flexibilidad. Atendiendo a la seguridad energética, las redes de gas y electricidad pueden ser activos complementarios. En relación a la transición energética, el gas puede generar beneficios a corto plazo al sustituir a combustibles más contaminantes. La cuestión clave es si a largo plazo las redes de gas pueden suministrar energía de cero o de bajas emisiones de CO2, como el hidrógeno de bajas emisiones o el biometano.

En resumen, el WEO 2019 indica que satisfacer una demanda creciente de servicios energéticos, incluido el acceso universal, reduciendo al mismo tiempo las emisiones, es una tarea ingente: todo el mundo puede ayudar, pero los gobiernos deben liderar.

En palabras de Fatih Birol: “El mundo necesita urgentemente reducir las emisiones globales. Esto exige una gran coalición entre gobiernos, inversores, empresas y todos los actores comprometidos con el cambio climático”.

Clausuró la jornada la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, quien reflexionó sobre la importancia de pensar en términos globales porque nuestras decisiones inciden en todos los ámbitos, sectores y regiones. Señaló al ciudadano como protagonista del cambio en la transición energética y a la responsabilidad de los políticos para garantizar que el cambio se realice en el buen camino. Afirmó que es clave tener objetivos a largo plazo, destacando: electrificación, eficiencia y mayor peso de las renovables.

Sobre la Agencia y el WEO, definió su papel de facilitadores, no de prescriptores y lo consideró una herramienta imprescindible en la lucha contra el cambio climático, que hará el proceso de transición más rápido y eficaz. Apostó por combinar el análisis tecnológico con el económico, a la hora de elaborar medidas. Indicó que para la edición de 2020 de este informe le gustaría que hubiera respuesta a la cuestión sobre que es insuficiente lo que se está haciendo hasta ahora y es necesario reforzar nuestros compromisos de descarbonización a 2030 si no queremos afrontar riesgos en ámbitos como la seguridad o los conflictos.


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