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La apuesta climática y energética de la nueva Comisión Europea: un análisis técnico, económico y social

El pasado 30 de octubre se celebró la jornada sobre la apuesta climática y energética de la nueva comisión europea, con un análisis técnico, económico y social, organizada por el Club Español de la Energía (Enerclub), con el patrocinio de Iberdrola.

El evento al que asistieron más de 210 personas, contó con la participación de la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera; Raimundo Pérez, director general de la Fundación Ramón Areces; Miguel Antoñanzas, presidente de Enerclub; y Ángeles Santamaría, consejera delegada de Iberdrola.

Tras la intervención de Raimundo Pérez, director general de la Fundación Ramón Areces, Miguel Antoñanzas, presidente de Enerclub, indicó que la política climática será uno de los principales pilares de la nueva comisión europea, con un “European Green Deal” que busca mayor ambición a 2050. Además, esta nueva estrategia pondrá el foco en la sociedad, “como verdadera protagonista de las acciones a desarrollar, ya que es el ciudadano el que tiene la capacidad de provocar un cambio de paradigma. Y, por eso, acercar los temas energéticos a la sociedad es nuestra prioridad en Enerclub”.

Por su parte, Ángeles Santamaría, consejera delegada de Iberdrola España, habló de “la importancia del debate y del diálogo, pero también de pasar a la acción y acelerar las actuaciones para establecer objetivos más ambiciosos de reducción de emisiones; promover medidas de financiación climática; desarrollar e implementar una estrategia industrial, que permita aprovechar las oportunidades asociadas a la descarbonización de la economía; e implementar una reforma fiscal ambiental a escala europea, dando señales económicas eficientes a productores y consumidores. Hace falta audacia, voluntad y decisión, porque los cambios van a ser profundos, transversales y necesitan del compromiso de todos”, apuntó.

La ministra para la Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, reflexionó sobre cómo abordar los grandes vectores de cambio económico, ambiental y social con la agenda climática. “No debemos quedarnos estancados ni dejarnos llevar por la inercia, nuestra responsabilidad es trabajar conjuntamente con la sociedad para tomar acciones rápidas, porque cuanto más se retrase, peor será el impacto sobre el PIB”. Apostó por el diálogo social e institucional que alcance consensos, “pero sin renunciar a los objetivos marcados”. Sobre la transición justa, afirmó que “es fundamental en procesos de cambio acelerados”.

Sobre Europa, indicó que está actualizando sus medidas en la lucha contra el cambio climático e integrándolas de forma transversal en las políticas sectoriales. “A largo plazo, el compromiso es clave, ser el primer continente neutro en emisiones”.

Por su parte, Germán Esteban, de la dirección general de Acción Climática, se refirió al “European Green Deal” propuesto por la próxima presidenta de la comisión europea, pero se centró en la actual Estrategia a 2050. Necesitamos de “transformaciones profundas” para cumplir con el Acuerdo de París en sectores como el energético, los edificios, el transporte, la industria o la agricultura.

Presentó los siete componentes estratégicos de la Estrategia 2050: eficiencia energética, donde los edificios jugarán un papel relevante para reducir el uso de energía en 2050 a la mitad; desarrollo de las energías renovables (la energía primaria en 2050 provendrá mayoritariamente de fuentes renovables, hasta un 80% de cuota); movilidad limpia, segura y conectada para hacerla más eficiente, sobre todo en las áreas urbanas y con la concienciación del consumidor; industria competitiva, básica para la generación de empleo y riqueza de un país, pero alineada con la economía circular y el uso de la biomasa y el hidrógeno; infraestructuras inteligentes e interconectadas, que integren el transporte de nuevos combustibles menos contaminantes; agricultura, bosques y economía, que proporcione suficientes alimentos, pero con menos emisiones de CO2 (las mejoras en las tecnologías de captura son esenciales, y estiman un considerable aumento de la biomasa. Los bosques actúan como sumideros naturales mejorando el ecosistema); y, por último, la captura y almacenamiento de carbono, necesario para generar emisiones negativas que nos ayuden a alcanzar el objetivo de cero emisiones.

Resaltó el papel del consumidor como centro neurálgico en este proceso, así como el de la investigación y la innovación. También destacó el alto coste de las inversiones, por lo que es necesaria la colaboración público-privada y mayor énfasis en las finanzas sostenibles. Para terminar, estimó que la transición energética llevará a Europa a obtener un mayor crecimiento de su PIB, creación de empleos verdes, sin olvidar la mejora y el aumento de la calidad de vida para los ciudadanos.

Posteriormente, tuvo lugar una mesa redonda moderada por Gonzalo Sáenz de Miera, director de Cambio Climático de Iberdrola, en la que se analizó esta Estrategia a 2050 desde un punto de vista técnico, económico y social. Este panel contó con la participación de:

Paloma Sevilla, directora general de Aelec; Ricardo Pedraz, director del área de Finanzas Públicas de Analistas Financieros Internacionales; Andreu Puñet, director general de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP); Mikel González, Investigador del Basque Centre For Climate Change (BC3); Cristina Rivero, jefe de área de Industria, Energía y Medio Ambiente de la CEOE; Víctor Viñuales, director de Ecodes y Comunidad por el Clima; Joaquín Nieto, director de la oficina para España de la Organización Internacional del Trabajo (OIT); Marta Margarit, secretaria general de Sedigas y Pedro Linares, de la Universidad Pontificia de Comillas.

Sobre el European Green Deal, afirmaron que es una oportunidad económica para Europa, actualmente en desaceleración, con la creación estimada de 1,2 millones de puestos de trabajo. Resaltaron también la importancia de un cambio cultural para poder acometer este proceso de transición, donde las universidades juegan un papel muy importante. Desde la perspectiva social, indicaron que la ambición de Europa, a la que se han añadido otros 40 países, aunque sólo represente el 10% mundial de las emisiones, representa mucho a nivel internacional, volviendo Europa a liderar la transición, y enviando señales ambiciosas y positivas a la sociedad.

Se mostraron a favor de la estrategia futura de la nueva comisión europea, pero solicitando mayor flexibilidad cuanto más ambiciosa sea. Una posible reducción al 55% de las emisiones, se alinea con los objetivos del Acuerdo de París y es factible y coherente, pero hay que llevarlo a cabo con prudencia, que no es sinónimo de estancamiento. Las acciones necesitan medios y políticas instrumentales para conseguir una economía competitiva, y mostraron ciertas dudas sobre las fórmulas de fiscalidad homogéneas. Abogaron por sistemas de gobernanza que marquen el ritmo en la consecución de los objetivos en los países y por cambiar los patrones de consumo a través de una economía circular fuerte.

Para atraer la inversión necesaria, apostaron por un escenario predecible, incentivos a la demanda, estabilidad con un marco regulatorio claro, establecer una política industrial y de I+D+i sólida para llegar a la neutralidad tecnológica, y coherencia.


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