La presentación estuvo a cargo de D. Carlos Fernández Álvarez, Analista Senior para el carbón de la División de Gas, Coal and Power de la Agencia, que presenta un análisis exhaustivo de las tendencias recientes en la demanda, oferta y comercio de carbón, además del panorama de los fundamentos del mercado de este tipo de energía para los próximos cinco años.
La elaboración de un estudio sobre las tendencias del mercado del carbón a medio plazo, concretamente hasta 2016, está más que justificada:
En primer lugar, porque a pesar de los llamamientos de numerosos países para reducir la dependencia del carbón como fuente de energía primaria de alto contenido en carbono, su demanda global sigue en aumento, y es ya la principal fuente de generación de electricidad a nivel mundial.
Averiguar si esta tendencia cambiará y en qué medida, constituye una de las cuestiones más relevantes para el futuro de la economía mundial de la energía.
En segundo lugar, porque el carbón ha sido tradicionalmente considerado como una fuente energética de bajo coste y precio estable. Sin embargo, recientemente ha aumentado su precio y su volatilidad. La emergencia de China como importador neto de carbón en 2009 conllevó una subida de los precios y nuevas inversiones en países exportadores. Desvelar las incertidumbres existentes en torno a la capacidad de producción de este país asiático y comparar posibles escenarios de su producción, es fundamental para poder poner de manifiesto cual será el comportamiento del comercio internacional de este combustible fósil.
En tercer lugar, mientras que el carbón se considera como una fuente de energía muy segura – ya que sus reservas se encuentran muy repartidas, suponiendo uno de los principales recursos autóctonos de una gran cantidad de países – inversiones mal coordinadas, posibles cancelaciones en proyectos y eventos relacionados con el clima pueden presionar drásticamente el mercado.
Por otra parte, y en cuarto y último lugar, un amplio despliegue de centrales eléctricas más eficientes alimentadas con carbón y de tecnologías de captura, transporte y almacenamiento de carbono (CAC) podrían impulsar sus perspectivas a largo plazo.
Fuente: Agencia Internacional de la Energía